Soy profesora en un instituto de Lugo. Pero a lo que me quiero referir en esta página web no es a mí, sino a lo que ha marcado mi relación con la literatura de Fay Weldon. Mi primer contacto se produjo cuando estaba trabajando de Spanish teacher assistant en Cornualles durante el curso de 1987-88. Pat, la dueña del piso en el que vivía, tenía en las estanterías una novela de Fay Weldon, Praxis, que, claro está, leí. Sin saberlo, me estaba introduciendo en un gran club que por aquel entonces no sabía que existía.

 

El hecho de que Fay Weldon sea tremendamente prolífica facilitó en muchas ocasiones mi elección de narrativa. Casi todos los veranos al ir a Inglaterra, o incluso aquí en España, me encontraba con su nueva novela, con lo cual tenía garantizada una lectura placentera que lograba cambiar mi perspectiva vital. Era como aligerar cargas y no mediante un proceso cosmético de engaño y embellecimiento, sino más bien por todo lo contrario. Lo que se nos ofrecía era una aproximación a la vida sin ambages y en sus aspectos más cutres y a la que Weldon se lanzaba de cabeza y sin vacilación. Y, curiosamente, ese gusto por la vida resultaba contagioso y te hacía sentir mejor contigo misma y, por tanto, ser mejor persona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A punto de concluir mi tesis descubrí que yo no era una fan aislada. Existía todo un club de fieles lectoras de Weldon en el Reino Unido indignadas por el poco reconocimiento del que la autora gozaba. Podían relacionar distintas etapas de sus vidas con las novelas correspondientes a ellas. Este año tuve el privilegio de asistir a la fiesta de cumpleaños de Fay Weldon. Desayunando en un Bed and Breakfast, cerca de su casa, mi hermana y yo conocimos a una pareja de enfermeros. Cuando se enteraron del motivo por el que estábamos allí, la mujer se quedó impresionada. Ella también era una de sus innumerables admiradoras, había leído todas sus novelas. Lo cual demuestra que somos muchas las que hemos obtenido, entre otras cosas, placer, consuelo, ganas de vivir... a través de su narrativa. De ello se puede deducir que el tiempo que pasé escribiendo la tesis sobre ella, no quiero decir cuánto, fue una época de gran disfrute y espero que la emoción y el placer de seguir leyendo nuevas novelas de Weldon se prolongue durante muchos años.

SOBRE MÍ